domingo, 10 de enero de 2016

Ocho

     Mi nombre es irrelevante en esta historia, solo me importa que sepan tres cosas: cómo y por qué me sentía así aquel día y que paso ese día que lo cambio todo.

     Disculpe señor, pero a pesar de que seamos alcohólicos anónimos, acostumbramos a usar nuestro nombre de pila, así, sin mas, sin apellidos u otras palabras que puedan ayudar a identificarnos fuera de este cuarto, pero es importante reconocerlo como una persona y que a través de su propio nombre usted reconozca que es un alcohólico. Además el propósito del la reunión de hoy es que analicemos nuestro progreso a través de los doce pasos de la organización. — Tez morena, pelo blanco, edad avanzada, parece el hermano robusto de Morgan Freeman, es así como reconozco siempre al hombre que acaba de hablarme, además de su gusto ilimitado por seguir las normas, tener el control y mantener el orden entre las once personas que forman nuestro grupo, sin contar al nuevo que se unió apenas hoy.

     Puedes llamarme como quieras. — Eso no le gustara al señor Freeman, mejor le doy lo que quiere. — Llámame Henry si quieres, mi nombre hoy es Henry y soy un alcohólico.

     Hola Henry. — Responden al unísono, ¡¡Dios!! Odio ese estúpido cliché de películas.

     Tratare de apegarme en lo posible al propósito de esta reunión. Comencé a beber mas o menos a los 15, en reuniones con amigos, comprábamos alcohol, mientras mas teníamos mejor, nunca era suficiente, ocultaba mis borracheras de mi familia, me quedaba en casa de un amigo, para mi familia era muy normal ver a los adultos borrachos en una fiesta, pero no a los jóvenes, por eso me escondía.

En un principio todo comenzó por diversión, quería ser un adulto, sentirme mayor, pensaba que una rumba sin licor no era nada. Luego comencé a beber por otros motivos, mis padres se separaron, mi novia también me dejo, mis calificaciones bajaron, sentía que no servía parea nada, que era un estorbo en la vida de todos, bebía para evadir mis problemas, para sentir que nuevamente era feliz. La cosa duraba cuanto me durara la borrachera, pues al estar sobrio realmente me sentía peor. Incluso el alcohol solo aumentaba los problemas, pero yo no lo veía porque mis momentos de lucidez eran breves. Tenía lagunas mentales, ya con 20 años había olvidado puede que hasta un mes completo de mi vida posiblemente mucho mas.

Y muchas de las cosas que sabía eran porque me las habían contado o porque las había visto en alguna red social después de que me grabaran, como la vez que baile en ropa interior sobre una mesa de un bar, para luego caerme sobre mi costado derecho.

Llegue a tener sexo casual en muchas fiestas y a involucrarme en peleas mientras estaba borracho, despertaba a veces con un ojo morado sin saber qué había pasado. Mis padres ya se habían dado cuenta de este problema, pero yo les mentía a la cara aun cuando era obvio, con todo y mi camisa llena de vomito que se había secado en ella mientras dormía, sin recordar tampoco que ellos mismos me habían visto vomitar en ocasiones anteriores. Sus consejos eran un fastidio, algo que yo no quería escuchar, les decía que podía dejar de beber cuando yo quisiera, que no era una adicción, incluso me planteaba no beber en cierto tiempo, pero nunca lo lograba.

En secreto yo envidiaba a todas las personas que pueden beber mucho y mantenerse sobrios, eran como héroes para mí y esa era su gran hazaña, no lograba entender como alguien podía beber sin meterse en problemas pero ciertamente quería que fuera igual para mi. Pensaba que cambiar a una bebida mas “suave” ayudaría, pero no fue así, tal vez porque siempre guardaba tragos extra en caso de que se acabaran, falte muchas veces a la universidad por la resaca, sabia que podía irme mejor si dejara de tomar, pero simplemente no podía hacerlo.

 Ya a mis 25 me había alejado de muchas personas que amo porque no quería escucharlos y ellos también se alejaron porque yo era un obstáculo en sus vidas, a pesar de eso conseguí una pareja, ella me amaba y yo a ella, pero estar siempre ebrio no era bueno para ninguno de los dos. Ella trataba de ayudarme pero no era fácil.

Una vez me fui a una rumba sin ella, no quería que nadie me controlara, recuerdo que alguien se me acerco en la fiesta, siendo sincero, la chica estaba muy buena, ella me ofreció un trago, yo lo tomé, era el tercer trago de la noche, debió de poner algo en la bebida, porque lo siguiente que recuerdo es que desperté en otra ciudad en el estacionamiento de un centro comercial detrás de un automóvil, con la sensación de estar perdido y con mucho frio y sin siquiera poder reconocer el lugar donde estaba.

Podrían pensar que toque fondo con eso, pero no fue así, el día que paso a pesar de que la fiesta no estaba como a mi me gustaban paso algo peor. Estába con mi novia en una reunión familiar, de su familia, muy poca de la mía aun me hablaba, yo había estado tomando temprano, me dieron algunos tragos y fueron suficiente para estar borracho otra vez, pueden imaginar mi estado cuando ya eran la 1:40 a.m., la mamá de ella le dijo algo al oído, ella trato de acercarse a mi y convencerme de que me acostara a descansar, solo estaba haciendo un espectáculo. Luego de discutir decidimos irnos, ambos, yo no quise entregar la llave, así que iba manejando, no era la primera vez que lo hacía, ni la primera vez que su mamá le pedía que nos quedáramos.

Discutíamos.
Me molestaba que quisiera regañarme.
Acelere.
Me pidió que no lo hiciera.
Yo solo quería llegar rápido a casa para no estar con ella.
Ella lloraba.
Voltee hacia a ella para decirle algo, ni siquiera recuerdo que era.
Ella gritó…
Solo recuerdo la cara de una mujer iluminada por la luz de mi carro y después...
El golpe, los embestimos.
Su auto dio vueltas.
Mi novia golpeo su frente contra el vidrio haciéndose una herida y quedando inconsciente.
Me baje del carro.
Corrí hacia el otro.
La mujer estaba embarazada.
Un hombre estaba en el puesto del conductor.
Ella sangraba.
El estaba inconsciente.
Ella abrió sus ojos débilmente mientras yo corría de regreso a mi carro.

Cuando volví mi novia había despertado pero estaba en shock, conduje lo más rápido que pude hasta mi casa, trate de calmarla, no la he visto desde la mañana siguiente desde que se fue de mi casa. A mis papas les dije que había chocado con un poste.

Fue así que me di cuenta que solo algo superior a mi podría sacarme de la bebida, fui a una iglesia porque la culpa me perseguía, recordaba la escena una y otra vez como fotografías pasando por mi mente. Luego de hablarlo con un sacerdote comprendí que había más maneras de celebrar, que la misa misma era una fiesta, y poco a poco me comencé a adaptar a ella, dejando de lado el sexo casual, pero no del todo el alcohol.

Ese mismo sacerdote me dijo de este grupo, gracias al cual llevo nueve meses sobrio. Puse mi vida en manos de Dios, hice un minucioso examen moral, recordaba a cuantos había hecho daño, cuanta vergüenza había pasado en público, y cuanta había hecho pasar a mis seres queridos, con cuantas personas perdí contacto por ser un borracho, cuanto dolor cause y cuantos recuerdos perdí por mis lagunas mentales. No se que dolía mas, los recuerdos que tenía de mis errores o los momentos que no estaban en mi memoria por la misma causa.

Cada vez que pensaba en algo era deprimente, más aún cuando recordaba a esa mujer sangrando, o la manera desesperada en la que mi novia, bueno creo que ex novia, gritaba sin comprender lo que acaba de pasar. Admití por fin que me había equivocado y le pedí mediante la oración a Dios que me librara de esas debilidades.

Trate de hacer una lista de todos aquellos a quienes había lastimado, y comencé a trabajar en arreglar las cosas. Aun hoy asisto regularmente a misa, me he alejado de lo que ahora se que son rumbas y celebro con prudencia, aprovecho el banquete del señor a través de la eucaristía, y me confieso regularmente para poder comulgar, pero aun hoy no he logrado mas progreso que eso.
Sigo admitiendo mis errores cada vez que cometo alguno, sigo orando, y trato de llevar este mensaje a mas personas, y se que esto corresponden los últimos tres pasos de la rehabilitación, pero a pesar de eso siento que sigo atascado en paso número nueve, porque no he podido reparar todo el año que hecho, puede que haya destruido una familia, y no puedo ver nuevamente a mi ex a la cara, mucho menos ahora que tiene esa cicatriz en la frente. No se que hacer, aun siento culpa pero no se como reparar el daño. — Me senté entre lagrimas en mi silla, algunos me dieron palmadas en la espalda que solo sacudían la culpa, era como si el corazón ya no estaba, solo tenía un vacío. Luego de un momento el nuevo se levanta y toma la palabra, y yo solo puedo esperar que mi experiencia sea de ayuda para alguien.