─
Mi nombre es irrelevante en esta
historia, solo me importa que sepan tres cosas: cómo y por qué me sentía así
aquel día y que paso ese día que lo cambio todo.
─
Disculpe señor, pero a pesar de que
seamos alcohólicos anónimos, acostumbramos a usar nuestro nombre de pila, así,
sin mas, sin apellidos u otras palabras que puedan ayudar a identificarnos
fuera de este cuarto, pero es importante reconocerlo como una persona y que a
través de su propio nombre usted reconozca que es un alcohólico. Además el
propósito del la reunión de hoy es que analicemos nuestro progreso a través de
los doce pasos de la organización. — Tez morena, pelo blanco, edad avanzada,
parece el hermano robusto de Morgan Freeman, es así como reconozco siempre al
hombre que acaba de hablarme, además de su gusto ilimitado por seguir las
normas, tener el control y mantener el orden entre las once personas que forman
nuestro grupo, sin contar al nuevo que se unió apenas hoy.
─
Puedes llamarme como quieras. — Eso no
le gustara al señor Freeman, mejor le doy lo que quiere. — Llámame Henry si
quieres, mi nombre hoy es Henry y soy un alcohólico.
─
Hola Henry. — Responden al unísono,
¡¡Dios!! Odio ese estúpido cliché de películas.
─
Tratare de apegarme en lo posible al
propósito de esta reunión. Comencé a beber mas o menos a los 15, en reuniones
con amigos, comprábamos alcohol, mientras mas teníamos mejor, nunca era
suficiente, ocultaba mis borracheras de mi familia, me quedaba en casa de un
amigo, para mi familia era muy normal ver a los adultos borrachos en una
fiesta, pero no a los jóvenes, por eso me escondía.
En
un principio todo comenzó por diversión, quería ser un adulto, sentirme mayor,
pensaba que una rumba sin licor no era nada. Luego comencé a beber por otros
motivos, mis padres se separaron, mi novia también me dejo, mis calificaciones
bajaron, sentía que no servía parea nada, que era un estorbo en la vida de
todos, bebía para evadir mis problemas, para sentir que nuevamente era feliz.
La cosa duraba cuanto me durara la borrachera, pues al estar sobrio realmente
me sentía peor. Incluso el alcohol solo aumentaba los problemas, pero yo no lo
veía porque mis momentos de lucidez eran breves. Tenía lagunas mentales, ya con
20 años había olvidado puede que hasta un mes completo de mi vida posiblemente
mucho mas.
Y
muchas de las cosas que sabía eran porque me las habían contado o porque las
había visto en alguna red social después de que me grabaran, como la vez que
baile en ropa interior sobre una mesa de un bar, para luego caerme sobre mi costado
derecho.
Llegue
a tener sexo casual en muchas fiestas y a involucrarme en peleas mientras
estaba borracho, despertaba a veces con un ojo morado sin saber qué había
pasado. Mis padres ya se habían dado cuenta de este problema, pero yo les
mentía a la cara aun cuando era obvio, con todo y mi camisa llena de vomito que
se había secado en ella mientras dormía, sin recordar tampoco que ellos mismos
me habían visto vomitar en ocasiones anteriores. Sus consejos eran un fastidio,
algo que yo no quería escuchar, les decía que podía dejar de beber cuando yo
quisiera, que no era una adicción, incluso me planteaba no beber en cierto
tiempo, pero nunca lo lograba.
En
secreto yo envidiaba a todas las personas que pueden beber mucho y mantenerse
sobrios, eran como héroes para mí y esa era su gran hazaña, no lograba entender
como alguien podía beber sin meterse en problemas pero ciertamente quería que
fuera igual para mi. Pensaba que cambiar a una bebida mas “suave” ayudaría,
pero no fue así, tal vez porque siempre guardaba tragos extra en caso de que se
acabaran, falte muchas veces a la universidad por la resaca, sabia que podía
irme mejor si dejara de tomar, pero simplemente no podía hacerlo.
Ya a mis 25 me había alejado de muchas
personas que amo porque no quería escucharlos y ellos también se alejaron
porque yo era un obstáculo en sus vidas, a pesar de eso conseguí una pareja,
ella me amaba y yo a ella, pero estar siempre ebrio no era bueno para ninguno
de los dos. Ella trataba de ayudarme pero no era fácil.
Una
vez me fui a una rumba sin ella, no quería que nadie me controlara, recuerdo
que alguien se me acerco en la fiesta, siendo sincero, la chica estaba muy
buena, ella me ofreció un trago, yo lo tomé, era el tercer trago de la noche,
debió de poner algo en la bebida, porque lo siguiente que recuerdo es que
desperté en otra ciudad en el estacionamiento de un centro comercial detrás de
un automóvil, con la sensación de estar perdido y con mucho frio y sin siquiera
poder reconocer el lugar donde estaba.
Podrían
pensar que toque fondo con eso, pero no fue así, el día que paso a pesar de que
la fiesta no estaba como a mi me gustaban paso algo peor. Estába con mi novia
en una reunión familiar, de su familia, muy poca de la mía aun me hablaba, yo
había estado tomando temprano, me dieron algunos tragos y fueron suficiente
para estar borracho otra vez, pueden imaginar mi estado cuando ya eran la 1:40
a.m., la mamá de ella le dijo algo al oído, ella trato de acercarse a mi y
convencerme de que me acostara a descansar, solo estaba haciendo un
espectáculo. Luego de discutir decidimos irnos, ambos, yo no quise entregar la
llave, así que iba manejando, no era la primera vez que lo hacía, ni la primera
vez que su mamá le pedía que nos quedáramos.
Discutíamos.
Me
molestaba que quisiera regañarme.
Acelere.
Me
pidió que no lo hiciera.
Yo
solo quería llegar rápido a casa para no estar con ella.
Ella
lloraba.
Voltee
hacia a ella para decirle algo, ni siquiera recuerdo que era.
Ella
gritó…
Solo
recuerdo la cara de una mujer iluminada por la luz de mi carro y después...
El
golpe, los embestimos.
Su
auto dio vueltas.
Mi
novia golpeo su frente contra el vidrio haciéndose una herida y quedando
inconsciente.
Me
baje del carro.
Corrí
hacia el otro.
La
mujer estaba embarazada.
Un
hombre estaba en el puesto del conductor.
Ella
sangraba.
El
estaba inconsciente.
Ella
abrió sus ojos débilmente mientras yo corría de regreso a mi carro.
Cuando
volví mi novia había despertado pero estaba en shock, conduje lo más rápido que
pude hasta mi casa, trate de calmarla, no la he visto desde la mañana siguiente
desde que se fue de mi casa. A mis papas les dije que había chocado con un
poste.
Fue
así que me di cuenta que solo algo superior a mi podría sacarme de la bebida,
fui a una iglesia porque la culpa me perseguía, recordaba la escena una y otra
vez como fotografías pasando por mi mente. Luego de hablarlo con un sacerdote
comprendí que había más maneras de celebrar, que la misa misma era una fiesta,
y poco a poco me comencé a adaptar a ella, dejando de lado el sexo casual, pero
no del todo el alcohol.
Ese
mismo sacerdote me dijo de este grupo, gracias al cual llevo nueve meses
sobrio. Puse mi vida en manos de Dios, hice un minucioso examen moral,
recordaba a cuantos había hecho daño, cuanta vergüenza había pasado en público,
y cuanta había hecho pasar a mis seres queridos, con cuantas personas perdí
contacto por ser un borracho, cuanto dolor cause y cuantos recuerdos perdí por
mis lagunas mentales. No se que dolía mas, los recuerdos que tenía de mis
errores o los momentos que no estaban en mi memoria por la misma causa.
Cada
vez que pensaba en algo era deprimente, más aún cuando recordaba a esa mujer
sangrando, o la manera desesperada en la que mi novia, bueno creo que ex novia,
gritaba sin comprender lo que acaba de pasar. Admití por fin que me había
equivocado y le pedí mediante la oración a Dios que me librara de esas
debilidades.
Trate
de hacer una lista de todos aquellos a quienes había lastimado, y comencé a
trabajar en arreglar las cosas. Aun hoy asisto regularmente a misa, me he
alejado de lo que ahora se que son rumbas y celebro con prudencia, aprovecho el
banquete del señor a través de la eucaristía, y me confieso regularmente para
poder comulgar, pero aun hoy no he logrado mas progreso que eso.
Sigo
admitiendo mis errores cada vez que cometo alguno, sigo orando, y trato de
llevar este mensaje a mas personas, y se que esto corresponden los últimos tres
pasos de la rehabilitación, pero a pesar de eso siento que sigo atascado en
paso número nueve, porque no he podido reparar todo el año que hecho, puede que
haya destruido una familia, y no puedo ver nuevamente a mi ex a la cara, mucho
menos ahora que tiene esa cicatriz en la frente. No se que hacer, aun siento
culpa pero no se como reparar el daño. — Me senté entre lagrimas en mi silla,
algunos me dieron palmadas en la espalda que solo sacudían la culpa, era como
si el corazón ya no estaba, solo tenía un vacío. Luego de un momento el nuevo
se levanta y toma la palabra, y yo solo puedo esperar que mi experiencia sea de
ayuda para alguien.