martes, 8 de septiembre de 2015

Madness Capítulo 8



Desperté, desayune y me arregle para ir a la iglesia, justo antes de salir de casa Gladis llegó con Tita, después de un viaje en el que todos temíamos se lanzara del carro, pero no paso. Llegó con una apariencia más somnolienta que de costumbre, caminando por pura inercia, sin una voluntad definida.

Me fui, pasé por Elena, no fue difícil conseguir la iglesia y la casa parroquial, esperamos un momento a que el padre nos atendiera y después le contamos toda la situación, mientras el nos veía inexpresivo, con la cara de quien ya ha pasado por la situación varias veces, como si supiera que no había porque preocuparse. Nos pautó una cita. Para el miércoles 3 p.m. , yo no quería aceptar eso, cinco días eran demasiado, pero no podía hacer nada, la decisión era de él. Tendría que acostumbrarme a vivir con el diablo por unos días. Que dulces sueños iba a tener.

De regreso le di las gracias a Elena por acompañarme y la lleve a su casa, luego conduje lento mientras recorría las calles que separaban mi hogar del de ella. Faltaba poco para llegar y American Idiot comienza a sonar.

Era mi teléfono, Elena llamaba.
Ven a buscarme, Tita tiene un ataque, necesitan agua bendita.
Doy vuelta lo más rápido que puedo y acelero.
American Idiot otra vez.
Diana, hija de Gladis.
¿Dónde esta tu Biblia?
La adrenalina me hace recordar, de otra manera no hubiese pasado.
En la repisa del lado izquierdo.
Caigo en un hueco.
Acelero más.
Casi choco.
Llego a casa de Elena.
Se sube y un momento después estamos en casa.
Tita da vueltas en el piso mientras grita.
¿Porque a mi señor? ¿mamá donde estas?
Algunos tratan de sostenerla.
Elena le hecha agua.
No pasa nada.
Alguien lee algún libro dela antiguo testamento.
Tomo la biblia y la pongo en el nuevo testamento (tal vez Jesús sea mas efectivo.
No funciona.
El agua se acaba.
Elena toma la biblia y la cambia a los salmos.
Y… no pasa nada.

Pasaron horas mientras tratábamos de sostenerla, y ella solo gritaba con una voz propia pero triste y desesperada, “porqué a mi” “dónde esta mi mamá, esta muerta, qué le paso” “tengo mas poder que ustedes” “les volare la cabeza…pum! Ya se las volé” “miren, es como el ojo de una aguja” “Zion, es el león de Zion”. Orábamos, rezábamos, Ester posiblemente seguía con la brujería, hice un rosario, nada pasaba ella seguía en lo mismo. Solo dejo de gritar en dos momentos, en ambos yo estaba cantando las canciones de la iglesia, ella solo me sostuvo la mirada, como llena de ira, giro su cabeza un poco, me dejó de ver y siguió gritando.

Nada de lo que hacíamos funcionaba, era simplemente inútil, Elena llamó al padre, en vista de la desesperación adelanto nuestra cita, Sábado 3 p.m., sólo ahora entiendo el porque de esa hora, Jesús resucitó.

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