Una mujer nos abrió la puerta, nos guio
hasta el despacho del padre, Julie y Elena cargaban a Tita seguidas de cerca
por Natalia y por mí. Unos segundos después el sacerdote apareció en el
despacho cuando yo estaba hablando con la mujer que nos atendió.
Cerró la puerta de vidrio tras de si,
dejándome fuera, dijo que solo necesitaba a tres personas en la habitación
además de Tita y él. Eso sería todo para mí, solo podría ver desde fuera que
iba a pasar, pero en el ultimo momento la señora cuyo nombre aun desconozco
sugirió que tomara el lugar de Julie, se requería a alguien con fuerza, pero yo
sabia que ella era bastante capaz de sostenerla, y Elena aun mas, por eso,
cuando Natalia me vio a través del cristal, con esa cara de desesperación,
pidiendo a gritos en su silencio que por favor la sacara de allí, no lo dude;
abrí la puerta y en un segundo era yo quien estaba adentro del despacho y ella
temblaba desde el exterior del mismo.
—
Solo
tres personas como dije, ahora antes de comenzar, es posible que durante el
ritual… ¿Cómo se llama ella? — Preguntó el padre Jorge.
—
Sale
Martina — le respondió Elena.
—
Pues
es posible que Sale se torne un poco violenta, es el trabajo de ustedes tres
sostenerla y retenerla para que no arremeta contra mí.
En ese momento nos ordenamos un poco
mejor para sostenerla mejor de lo que lo estábamos haciendo, Julie y Elena
tomaron un brazo cada una, mientras yo rodeaba ambas piernas. Tita seguía
gritando, hasta que el sacerdote toco su frente, en ese momento ella solo dijo:
“me…me…mejor me…mejor me callo”. Pero esta vez de verdad lo hizo.
El movía sus labios, pero yo no lograba
entender palabra alguna, simplemente estaba orando, pero a la vez era como si
estuviera escaneando su cuerpo, comenzó tocando su frente, pero el proceso se
repitió, en el pecho, en las manos, en las piernas, y así sucesivamente. Yo
quería hablar, decirle que el día que había estado con los pastores evangélicos
el problema parecía estar en su vientre. Pero no lo hice, una parte de mi
temía, por mas de un motivo, uno de ellos era que el nunca tocara su vientre, y
que esa cosa, fuera lo que estuviera dentro de ella permaneciera oculta por mas
tiempo, también temía por el momento en que el la tocara allí y ella
reaccionara, haciendo que viésemos al mismísimo diablo a los ojos, pero la otra
parte de mi, la misma parte que me activo mi estúpido impulso de entrar a ese
cuarto, quería de verdad que ella reaccionase de una vez por todas.
Llámenme loco, pero una parte de mi, por
mas pequeña que fuera, quería enfrentarse al mal cara a cara, quería tener una
historia que contar de cómo yo mismo había vencido al diablo, de cómo cuando
Tita reacciono y trató de atacar al padre, yo fui quien la detuvo permitiendo
que el terminara el exorcismo.
Esa parte de mi nunca obtuvo lo que
quería.
El toco su vientre.
Ella tuvo un reflejo, movió su pie.
Me asustó, pero no pasó nada más.
Él terminó su oración.
Ella abrió sus ojos.
El le hizo preguntas para comprobar su
lucidez.
¿Sabes quién eres?¿Cómo te llamas?
¿Sabes que pasó?
Ella respondió con monosílabos, si a
todo, aunque realmente no recordaba nada.
Al menos tuvo la consideración de
esperar a que él no estuviera para preguntar: “¿para que me trajeron con este
viejo?”. El por su parte le dijo a Elena que no había nada en ella, o hubiese
reaccionado, solo problemas psicológicos.
Diagnóstico final: esquizofrenia y
trastorno obsesivo compulsivo.
QUIERO MÁS, NECESITO MÁS. POR FAVOR, MÁS. Tengo demasiadas dudas, okey.
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